Federico Sánchez: “La ciudad es una plataforma, no sólo de encuentro y generación cultural, sino de expresión”

Dotado de una singular capacidad para disfrutar del punto de vista en lo que a diseño y ciudad respecta, este arquitecto opina que las intervenciones urbanas como las realizadas en Santiago en estos últimos días en el Segundo Festival Hecho en Casa son un regalo para la comunidad y rechaza la idea de que estas ayuden a romper con la rutina, por el contrario "ayudan a acentuarla, a connotarla, hacerla presente, ya que sin esa ruta nos extraviaríamos, quedaríamos fuera del camino".

Hace algunos días, los habitantes de Santiago recibieron una invitación. Algunos la aceptaron con gusto, otros apenas se dieron cuenta de ella. Se trató de un viaje a redescubrir algunos lugares de la ciudad. El anfitrión era el propio Santiago, que albergó durante diez días a artistas y colectivos artísticos chilenos y extranjeros, los que intervinieron creativamente los espacios de la urbe, transformándolos para luego devolvérselos a los santiaguinos con una identidad renovada. De esta forma el espacio público se metamorfoseaba y se hacía parte de ellos, accionando esa invitación a vivir la ciudad activamente, en la cual los lugares son estímulos para celebrar la convivencia y la cultura.

Y fue así como de un día para otro, mediante la provocación lúdica y la irreverencia de los artistas callejeros, aquellos puntos citadinos antes indiferentes a los habitantes, de inexpresivos sitios pasaron a cobrar una significación simbólica inesperada. En plaza Baquedano, un paso de cebra se convirtió en una franja con ancestrales motivos mapuches. Cardúmenes de peces gigantes aparecieron en un cruce de La Vega. Sobre el GAM, una enorme brocha gorda escurría color y la Estación Mapocho amaneció atacada por un cohete que se incrustó en la azotea más el asedio de los tentáculos violetas de un pulpo que amenazaba con devorarla.

“De aquí a un tiempo la ciudad se ha ido transformando en una plataforma, no sólo de encuentro y generación cultural, sino también de expresión”, dice de entrada Federico Sánchez, director del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, para intentar explicar los alcances de las intervenciones urbanas del segundo Festival Hecho en Casa, que terminó el pasad0 domingo. “Yo prefiero hablar de activaciones urbanas en lugar de intervenciones, porque activan la ciudad”, corrige.

Cultura+Ciudad, el Magazine de El Mostrador, conversó con este singular arquitecto que durante los últimos cuatro años se ha esforzado en redescubrir la ciudad y estimular su goce estético a través del programa “City Tour”, en el que, junto a la voz en off de Marcelo Comparini, se introducen en los vericuetos citadinos de la capital. La idea no es evaluar con él los resultados de las intervenciones murales de Inti Castro o las transgresiones de los artistas extranjeros que visitaron Santiago, como Roadsworth o Filthy Luker, sino analizar los cambios experimentados en la ciudad que permiten que la intervención urbana sea algo más que una simple pintura en un muro.

“Que la ciudad sea una plataforma de expresión, para mí ese es el gran cambio que se ha ido generando. Pareciera que desde siempre la ciudad ha sido un paradigma democrático; sin embrago, el que la gente lo asuma como un lugar propio es distinto, o sea, es distinto decir que la ciudad es de todos y para todos y por todos, a decir que la ciudad es mía. Ese para mí es el cambio y ese sí que es un cambio de paradigma, el hacer un traspaso entre un lugar en el que yo me encuentro con otros o me pongo delante de otros, a la idea de que ese lugar me pertenece, con todo lo bueno y lo malo que eso significa”.

El cambio en el sentimiento de propiedad, en el sentido de convivencia dentro de un espacio propio es lo que ha permitido, según Sánchez, que las intervenciones –aunque no todo el mundo las perciba o les dé importancia– representen una renovación de la experiencia en el espacio público. “Dentro de ese cambio efectivamente las expresiones que mejor manifiestan una debida apropiación del espacio público son justamente aquellas intervenciones que intentan celebrar la convivencia y la cultura, entonces lo interesante es que también ese cambio de paradigma es un cambio desde el ‘no estoy ni ahí’ al ‘estoy y soy de ahí’. Eso es exactamente lo que ha ocurrido”, explica.

¿Pero qué es lo que busca la intervención urbana? ¿Sacar al habitante de la rutina?

Eso es así en términos de lugar común. Pero en realidad no pretenden romper con la rutina. Por ejemplo, una protesta con barricadas, yo entiendo que quizás eso sí quiere romper con la rutina, esto es distinto. Lo que pretende es acentuarla, connotarla, hacerla presente, o sea, es todo lo contrario. Lo que busca es construir la rutina. Entonces cuando aparece el pincel y la gota de pintura lo que pretende Filthy Luker es que repares en algo que es aparte de un sistema rutinario y ese reparar no es otra cosa que volver a parar, es transformar en un obsequio lo cotidiano.

La rutina como un regalo…

El Festival Hecho en Casa es exactamente eso, un regalo a la comunidad, a la comunidad toda, que lo que busca es celebrar ese día a día, esa rutina, esa ruta entre el trabajo y la casa, diciendo “miren para allá”, “mírense aquí”. Es un regalo porque no esperan ninguna retribución más que el disfrute de la intervención por parte del público. No hay cobros asociados, no hay presencia de marcas, no hay estrategias de marketing, no hay publicidad de por medio. Son regalos, sorpresas, son gratuitas, y son regalos en cuanto celebran el presente y esto es súper bonito porque a los regalos se les llama presentes y no es casualidad, porque el regalo lo que hace es poner en valor el aquí y el ahora, y en cuanto esa valoración del aquí y el ahora es sorpresiva, es que el regalo se transforma en presente, porque el regalo lo que hace es celebrar y dar valor al presente. Entonces a eso iba cuando decía que estas intervenciones buscan celebrar la rutina, cosa que está mal vista y que yo defiendo, porque la rutina no es otra cosa que esa ruta que necesitas para vivir, para estar en el día a día. Sin ese camino, sin esa ruta, tú te extraviarías, literalmente extra-vía, fuera del camino, o sea, la rutina tiene valor, son destellos, son luces, son marcas que guían.

¿ Y cómo se logra que esta apropiación del espacio sea vista como un regalo?

Hablemos de apropiable. Por ejemplo, nosotros en el Campus Creativo hemos desarrollado una serie de actividades que entienden a la ciudad como una plataforma propia o apropiable, y cuando digo apropiable lo digo muy entre comillas porque creo que estoy intentando plantearlo desde una connotación positiva, no en términos negativos, como podría ser en términos jurídicos la apropiación indebida. Lo que queremos es apropiarnos de un lugar sin violar las libertades individuales ni atentar contra la convivencia, ni contra la democracia, para celebrar la convivencia.

Existen límites

Claro. Atentar contra la convivencia, ese para mí es el límite y el riesgo. Ese es el riesgo de las intervenciones urbanas, porque efectivamente estamos hablando de un espacio democrático; sin embargo, es intervenido sólo por algunos, ese es un riesgo, por tanto el otro tenor importante a nivel paradigmático es que todas estas intervenciones urbanas que entienden la ciudad como un lugar propio surgen fundamentalmente de la buena voluntad, porque lo que se está intentando es generar un aporte. Es distinto decir “Yo me apropio de esta plataforma para reclamar mis derechos”, lo cual me parece que todavía es posible, pero no es exactamente lo que estamos analizando. Acá estamos hablando de celebrar la ciudad como un ámbito para rendirle homenaje a la convivencia y la cultura, y en se marco es donde se encuentra el trabajo de Hecho en Casa, o las reuniones de los ciclistas furiosos o el colectivo Yarn Bombing, que se juntan a tejer en las calles.

Hubo un momento en que parecían actos ilegales

Siempre han sido regalos. Lo mismo pasó con la Brigada Ramona Parra, que lo que hizo fue ir dejando estos regalos en distintas partes de Santiago al punto de que hoy el Mono González (su fundador) fue invitado a participar del Hecho en Casa. Lo distinto es que ahora pareciera que estas activaciones urbanas las autoridades cada día las entienden y las aceptan mejor. Lo relevante, desde el punto de vista del análisis, es que muchas de estas cosas pasaron desde la marginalidad al centro. Nosotros estamos viviendo una era que podríamos llamar metaposmoderna, o sea, más allá de la posmodernidad. Y esta metaposmodernidad tiene que ver con el tránsito desde lo marginal hacia el centro, cómo aquellas cosas que antes eran marginales hoy son parte constitutiva del sistema oficial.