Artesanos chilenos crean bisutería de lujo inspirada en el cochayuyo

Se trata de 27 artesanos chilenos orfebres, que financiados por el estatal Fondo de Innovación para la Competitividad y capacitados por profesionales de la Escuela de Ecoturismo y el Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, plasman la identidad de la región de O'Higgins a través de una prolija manufactura.

Artesanos chilenos crean bisutería en cochayuyo

Un grupo de artesanos chilenos del municipio costero de Navidad se ha enfocado en la producción de bisutería y artículos de lujo inspirados en el «movimiento» del cochayuyo, un alga que habita los mares subantárticos y abunda en dicha zona.

Se trata de 27 orfebres, que financiados por el estatal Fondo de Innovación para la Competitividad y capacitados por profesionales de la Escuela de Ecoturismo y el Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello, plasman la identidad de la región de O’Higgins a través de una prolija manufactura.

«La idea es rescatar de la zona lo que más tenemos, como el cochayuyo», dijo a Efe Jacqueline Véliz, una de las trabajadoras iniciada en el tallado de madera nativa, quien confesó que intentó estampar en sus productos el oleaje y la textura del viento, tal como lo hizo Pablo Neruda en su poesía.

«La madera habla por sí sola. Es un trozo que no tiene vida y uno le cambia el concepto a un trozo cualquiera», añadió, orgullosa de la calidad de la materia prima que utiliza, cuyo resultado es «total y maravillosamente distinto».

Véliz elabora desde 2017 accesorios decorativos de alta gama, inspirados como todos sus compañeros en el cochayuyo, alga de hasta 15 metros de longitud que atiborra las costas chilenas, y ha sido hábilmente procesada y comercializada en Navidad por pescadores y agricultores.

Su color pardo verdoso también estimula la creación de los artesanos, que han buscado rescatar la personalidad de su pueblo utilizando elementos reciclados como el papel, discos y fibrocemento, junto a retazos de lanas, hierro, conchas, madera y piedras.

Las joyas elaboradas por María Angélica Reyes son un ejemplo de la utilización de esta alga, ya que ella incrusta partes del cochayuyo en aros, anillos y collares hechos a partir de material de desecho, como discos compactos, entre otros.

«Se han logrado artesanías con valor agregado y también se les orientó en cómo fijar precios; que ellos sepan calcular bien cuáles son realmente sus costos», dijo a esta agencia la directora del proyecto, Maísa Prieto.

Los habitantes de Navidad, ubicados a 160 kilómetros al sureste de Santiago, aseguraron que no tenían artesanías ni productos que lucieran la riqueza de esa localidad, refugiada entre cerros y dueña de abundante flora y fauna endémica.

Por esta razón e inspirados en la oscilación del cochayuyo entre las olas y reposado sobre las dunas, nació está propuesta enfocada en tejidos de alta costura, mobiliario fabricado a partir de papel y accesorios innovadores, que bordean los 500 dólares por pieza.

Prieto afirmó que se trabajó con los artesanos la estética y las terminaciones, con enfoque en la sofisticación del producto «acorde al tipo de público que llega ahora a Navidad», una zona turística reconocida en Chile y el extranjero por los amantes del surf, windsurf, paracaidismo y excursionismo entre otros deportes.

Cuidando cada detalle, los navideños utilizan cera de abeja, aceite vegetal o tintes extraídos de la cáscara de la cebolla para embellecer sus productos, que integran un variado catálogo y además se preocupan de la conservación del medioambiente.

Lámparas y una diversa línea de cestería son realizadas por las manos de Joanna Ortiz, otra beneficiaria del proyecto que da color a los objetos que crea con extractos naturales de árboles, como el nogal. Una técnica que aprendió de los expertos.

La iniciativa implementada en el municipio de Navidad, reconocido por sus bellos parajes, quebradas y una privilegiada cercanía a las costas del Pacífico, pretende instruir a sus habitantes para que alcancen con su artesanía los rincones del país e incluso el resto del mundo.