Reconocida por sus obras con curvas, las cuales solían desafiar la gravedad, la arquitecta Zaha Hadid falleció el pasado 31 de marzo dejando un legado único a las próximas generaciones de arquitectos.
La experta pasó la mayor parte de su vida en Londres. Durante el año 1972 comenzó a estudiar arquitectura, carrera que la llevaría al reconocimiento mundial. Hadid era capaz de plasmar sus diseños en puentes, colegios e incluso estaciones de bomberos, siempre inspirándose en diseño ruso.
Durante el año 2004, obtuvo el premio Pritzker, considerado el nobel de Arquitectura, convirtiéndola en la primera mujer en recibirlo, rompiendo un terreno solo dominado por hombres. Su corriente llamada deconstructivimso, consiste en manipular las superficies y rechazar las construcciones tradicionales, lo que le permitió en 2012 ser nombrada Dama Comandante del Imperio británico, otorgado por la Reina Isabel II.
Entre sus principales obras destacan el Centro Acuático de Londres, el Museo Nacional de Arte del Siglo XXI de Roma, el Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal de Cincinnati, la Opera de Cardiff en Gales y el edificio de oficinas Kurfürstendamm 70, en Berlín. Convirtiéndose en una de las arquitectas más destacadas del siglo XXI.
“Me parece que no puedo dejar de pasar este hecho, ya que Hadid contaba con un talento extraordinario, era una artista única en el área de la arquitectura donde destacaba por la originalidad de cada una de sus obras, la creatividad y la belleza con la que plasmaba sus visiones en diferentes edificaciones” comentó José Rodríguez Pérez, rector de la Universidad Andrés Bello.