Tres millones de años atrás, en la zona donde hoy se ubica San Vicente de Tagua Tagua, había un lago de 30 kilómetros cuadrados y hasta cinco metros de profundidad, rodeado de grandes cerros que le daban la forma de un anfiteatro. La vegetación era de bosques profundos como los de la Araucanía y el clima era frío y húmedo.
En medio de ese paisaje habitaba el gonfoterio (Notiomastodon platensis), el elefante chileno que en realidad era más cercano a los mastodontes y cuya familia es la Gomphotheriidae del orden Proboscidea. Con una alzada de dos metros y tres de largo, pesaba más de dos toneladas, lo que le da una magnitud parecida a los elefantes asiáticos de hoy, que son algo más pequeños que los africanos.
De su paso por Chile quedan abundantes restos, porque su presencia fue común entre Los Vilos y Chiloé. Y es en base a esos vestigios que hoy una iniciativa busca reconstruir su esqueleto. Se trata del proyecto “Puesta en valor recursos San Vicente de Tagua Tagua“, ejecutado por la Universidad Andrés Bello y financiado por el Gobierno Regional de O’Higgins con el apoyo de la municipalidad respectiva y de Sernatur.
“La réplica es parte de un proyecto global que busca posicionar a San Vicente de Tagua Tagua como uno de los polos del turismo científico y cultural de Chile”, explica Andrés Besa, docente de la UNAB y coordinador del proyecto.
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