ste próximo miércoles a las 11:00 horas, se realizará el lanzamiento de la segunda edición del libro del mismo nombre. Se trata de una reedición de llega 30 años después de la primera publicación de este libro.
En ella se observan todas las obras añadidas desde 1988 a la fecha, además de contar con fotografías a color que otorgan perspectiva y profundidad de este edificio patrimonial.
Esta reedición tiene una tirada de 2,000 ejemplares y, dado que está acogida a la Ley de Donaciones Culturales, se distribuirá gratuitamente, luego de las copias correspondientes a la Corporación del Patrimonio Cultural, a Ediciones UC, a los autores, donantes y Orden Benedictina, a bibliotecas públicas e instituciones educacionales. Y por supuesto, los cinco ejemplares a la Biblioteca Nacional que establece la ley de depósito legal.
En 1988 nació la idea del arquitecto Patricio Gross, a la época docente e investigador en el Instituto de Estudio Urbanos de la Universidad Católica.
Yo trabajaba desde 1982 con él como ayudante en diversos proyectos de investigación. Patricio, quién había trabajado en el Monasterio Benedictino de la Condes como ayudante de los arquitectos de la iglesia, el padre Gabriel Guarda y Hno. Martín Correa, a partir de 1962, mantenía el sueño de algún día realizar una investigación monográfica de la rica historia constructiva de este lugar, conformada por distintos y complementarios proyectos de arquitectura. Ese año 1988, aprovechando unos recursos de investigación disponibles, concursamos y conseguimos con la vicerrectoría de investigación de la universidad fondos para realizar este estudio.
Durante seis meses entrevistamos a todos los arquitectos que participaron a lo largo de los años (1954-1980) en las sucesivas obras, incluyendo a algunos del concurso inicial, y recolectamos planos y material gráfico que ellos aún conservaban.
Terminada la investigación y muy satisfechos con lo obtenido, la editorial de la universidad se interesó por publicar un libro al respecto. Ofrecimos a algunas fuentes financiar esta obra, aceptando hacerlo el Chase Manhattan Bank (presente en Chile entonces).
En 2016, la Corporación del Patrimonio Cultural de Chile, a través de su director Roberto Fuenzalida, nos propuso a los autores la idea de una reedición. Esta Corporación tiene su propia línea editorial y consideraba que esta obra -agotada hace muchos años- coincidía espléndidamente con su línea editorial.
La Corporación tiene además experiencia en gestionar fondos que pueden acogerse a la Ley de Donaciones Culturales. Llevamos con Patricio la propuesta a la editorial de la Universidad Católica, dueña de los derechos de edición, la que aceptó de muy buena gana cederlos, solo reservándose el derecho de revisión. El tiempo transcurrido es lo que normalmente tardan los proyectos editoriales, a lo que se sumó la pandemia.
Consideramos que el libro es un extraordinario testimonio de una de las obras de arquitectura moderna más importantes y significativas de Chile y de Latinoamérica. Resulta un documento de estudio invaluable para el conocimiento del patrimonio arquitectónico, especialmente de estudiantes de arquitectura; aprender de cómo nace una obra, sus significados y el pensamiento creativo de sus autores relatado por ellos mismos. Su valor material y educativo – tal como el monasterio mismo- permanece y permanecerá vigente a lo largo de los años. Hacerlo disponible a las nuevas generaciones nos resultaba muy motivador.
En primer lugar, corregimos algunos detalles de los textos que siempre quedan o que se van descubriendo contienen yerros u omisiones. También incorporamos análisis, material planimétrico y gráfico de obras constructivas que han sido realizadas con posterioridad a la edición anterior (1988).
En tercer lugar, agregamos algunos nuevos capítulos y escritos que nos han parecido pertinentes e incluso contribuciones que han aparecido a raíz de nuevas conversaciones con los protagonistas. Por ejemplo: un notable escrito aportado por el premio nacional de artes plásticas 2021, Francisco Gacitúa, coautor junto a Marta Colvin, de la escultura de la virgen de la iglesia.
Por último, sumamos fotografías en color que permiten dimensionar mejor la tridimensionalidad de estas obras.
Debe señalarse también el reciente fallecimiento en 2020 del padre Gabriel Guarda, considerando nosotros que esta reedición sea entendida en parte como un homenaje a su persona, por ser él uno de los autores de la iglesia del monasterio. También, por su importante contribución a la investigación histórica en nuestro país, de lo que da cuenta uno de los capítulos del libro, que el escribiera para la edición de 1988 y que ahora reproducimos. El padre Guarda fue además en distintas oportunidades profesor de ambos autores del libro en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica.
El Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes es Monumento Nacional, en categoría de Monumento Histórico, desde 1981. Además, conforma junto al cerro Los Piques una Zona Típica, declarada por el mismo Consejo de Monumentos.
En el decreto de declaración (No. 1.661/1981) el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) señala que el monasterio es “un conjunto que sigue la tradición arquitectónica de Chile central y mediterránea, notables por su belleza”.
Esto valores, con los que concordamos plenamente, están vigentes y son imperecederos. En general, hoy más que nunca, nuestro patrimonio y monumentos nos permiten redescubrir y afianzar quiénes somos y qué proponemos como contribución a la humanidad. En un momento de crisis del alma nacional, son justamente estos anclajes a la realidad de nuestro devenir lo que nos permiten reencontrarnos y seguir adelante en la búsqueda de nuestro destino como sociedad.
Varias cosas: el permanente redescubrimiento como católico del monasterio y su estilo de vida monacal que sigue rigurosamente la asceta regla de San Benito, formulada en siglo VI. Un monasterio que siempre lo acoge a uno como al hijo pródigo. También, la valiosa participación en esta ocasión del Hno. (y arquitecto) Martín Correa, con quién sostuvimos largas conversaciones sobre su participación a lo largo de los años en la dirección y conformación física del monasterio, participando activamente en varias de nuestras reuniones de trabajo, ello a pesar de su avanzada edad.
También mencionar la vigencia del valor del libro físico, el que, a pesar de todos los medios digitales y electrónicos hoy disponibles, mantiene plenamente su eficacia como documento perdurable y de enorme riqueza didáctica e incluso sensorial. En este caso, la calidad de la obra es muy superior a la versión de 1988, notándose el progreso en estos años de los medios de edición.