Las bebidas gaseosas o “soft drink” son una de las más perseguidas por los gobiernos y agrupaciones de nutrición por generar graves problemas de salud en la población, donde durante décadas han tratado de convencer a las personas de que la felicidad, la paz y el optimismo van ligado a sus productos.
Es el caso de “Center for Science in the Public Interest” quienes mediante la modificación del clásico Hilltop de Coca-Cola para hacer hincapié en los problemas asociados a las bebidas azucaradas que padecen las personas reales, como lo son la diabetes, obesidad.
Otro ejemplo de estas anti campañas son las que se han realizado contra los auspiciadores del mundial de futbol en Quatar 2022 y no sólo recogidas por Amnistía Internacional donde se denuncian la explotación laboral, vulneración de libertades básicas y sobornos que existen en dicho país.
Es así como diseñadores de todas partes del mundo han apoyado estas protestas modificando y rediseñado los logotipos de marcas como Adidas, Coca-Cola, Sony, Mcdonalds y Visa, para que éstas tomen consciencia sobre lo que ocurre en Qatar.
Por otro lado, Greenpeace se caracteriza por crear campañas virales a partir de videos virales, siendo una de estas las barras de chocolate KitKat, por su alto impacto ambiental y a la biodiversidad ya que para su fabricación se utiliza el aceite de palma, el cual es obtenido de los dátiles en el sureste asiático y como consecuencia son taladas las selvas de indonesia por su bajo costo.
Sin embargo, existe otra corriente anti publicidad llamada “Hacking Advertising” propuesta por el fotógrafo ucraniano Sasha Kurmaz donde busca intervenir la ciudad mediante el hackeo y desacreditación el sistema, para poder limpiarlo de toda la información inútil e innecesaria a la cual las personas están sometidas diariamente, a las que él define como «bio-máquinas ciegas persiguiendo las últimas ofertas de temporada».