Se trata de este mural que rápidamente se ha robado la película en nuestras redes sociales y en el que vemos a una misteriosa chica de espalda, chica que ha transformando automáticamente esa esquina en un lugar de interés público debido a la transformación que sufrió.
Javier Barriga es el autor de este mural, y conversamos con él para que nos cuente algunos detalles de su mediático proyecto.
OYE, QUIÉN ES LA CHIQUILLA PROTAGONISTA DEL MURAL ¿ES ALGUIEN QUE CONOCEMOS O QUÉ ONDA?
La mujer que pinté es la Elisa Alcalde, también conocida como@chalecodeladydi. Ella es mi mejor amiga y siempre me ha apoyado con la pintura. La primera mujer que pinté de espaldas fue ella, hace poco más de dos años, influenciado por Andrew Wyeth. Ella tiene un pelo hermoso, siempre pinto rubias porque la luz rebota mejor y aparecen más tonalidades. Desde ahí solo seguí pintando chicas de espalda en entornos oscuros, eso me sitúa en la oscuridad, pasando inadvertido, lo que me da el tiempo para observar desde un lugar seguro.
En realidad tenía otra idea para ese muro. Iba a pintar una niñita comiendo una granada, aunque cometí un error con el dibujo y nunca lo pude arreglar. Estuve dos días pintando la niñita, luego la borré y empecé “Ganza“, que ya lo había pintado en una tela y me lo manejaba.
Esa niñita era Daphne, una amiga que se pasea por mi taller, tiene unos 10 años y es preciosa, pero mi pintura no le estaba haciendo justicia y eso me complicó. A los dos días llamé a mi mamá, le conté que no me estaba resultando, y me aconsejó que lo borre.
¿CCUÁNTO TIEMPO TE TOMÓ PRODUCIR EL MURAL ANTES DE LANZARTE A PINTAR EN LA CALLE? ¿HUBO PERMISOS QUE CONSEGUIR O ALGO ASÍ?
Ganza me tomó 4 días de trabajo. El proyecto partió un día que estaba almorzando con dos amigas en la esquina del muro, y les comenté que necesitaba solo una oportunidad para mostrarles que me la podía con un mural. Ellas son las únicas responsables de que esto haya funcionado porque me motivaron a armar una presentación para mandarle a la Municipalidad de Santiago e incluso me ayudaron con la formulación del proyecto, porque bueno, soy medio tontito con estas cosas.
A las dos semanas de enviada la presentación me escribieron de la Muni. Tuvimos una reunión y aprobaron mi proyecto. Desde ese punto hasta que me entregaron el permiso fueron fácil unos 5 meses de trámites. Luego tenía que conseguir auspicio, di bote un par de veces hasta que Watts me auspició. Yogu Yogu para ser específicos. Creyeron en este proyecto de hacer arte en el espacio público, sin tener que poner publicidad de marca en el muro, porque es justamente esa la guerra que quiero dar! Hacer arte en el espacio público, y no publicidad.
¿CÓMO HA SIDO EL FEEDBACK DE LA COMUNIDAD CON GANZA?
¡Ha sido impactante! Nunca me lo esperé. Me agregan jóvenes grafiteros todos los días. Cuando les converso les digo que sigan pintando. La comunidad del graffiti es algo hermoso, a diferencia de lo que se imaginan muchos, acerca de que “hay puros raperos envidiosos”. Los grafiteros son los que más me han apoyado, compartiendo y apoyando mi trabajo. En redes sociales han salido muchas fotos de perfil con mi muro de fondo, también en Tinder, lo que me causa mucha gracia porque siempre he sido y seré un romántico.
Elegí este muro precisamente porque está en la calle a nivel del suelo. Eso posibilita que la gente interactúe con el muro o que se saquen fotos. Además, está expuesto por lo que es muy fácil rayarlo, pero hasta la fecha está intacto, y eso a todos les impacta. Esto también es parte de mi proyecto; educar a la sociedad a cuidar la ciudad en la que vivimos, y valorar la dedicación detrás de las obras de arte que hay en la calle.
Cuando estaba pintando pasaban los micreros, se detenían, me tocaban la bocina y me levantaban el pulgar. Antonio, el señor de la botillería de al frente estuvo todos los días comentándome el trabajo. La gente de Leerté, el local de la esquina, me llevaban jugo de frutas.
Una semana antes de empezar, no tenía dónde guardar la grúa. Fui donde los pacos que están más abajo y me sentí humillado. Estuve tres horas y no pude nunca hablar con el coronel, obvio que estaba muy ocupado encerrando maleantes para escuchar mis plegarias, no lo juzgo. A media cuadra había una iglesia, toqué el timbre, me abrió el cuidador, Don Ramón, me invitó a pasar, se estaba preparando una marraqueta con mantequilla y estaba viendo tele, muy simpático y confiado, llamamos a la administradora y a la horita me prestaron espacio en el estacionamiento, sin Don Ramón no lo hubiese logrado.
Puedes visitar el mural en calle Santo Domingo esquina Miraflores, Santiago Centro.