Hay quienes dicen que es por un tema generacional. Otros, que tiene que ver con “la libertad” que da el no provenir del mundo donde los protocolos y las formalidades son protagónicos.
Lo cierto es que en el equipo de comunicaciones de Gabriel Boric ya tomaron nota y le dieron una tarea a su entorno más cercano: dejar de llamarlo Gabriel y nombrarlo como “presidente electo” en sus intervenciones públicas. No ha sido una inercia fácil de cortar: es habitual que en sus entrevistas Giorgio Jackson, Izkia Siches, los presidentes y los diputados de Apruebo Dignidad, lo llamen por su nombre. Y rían al autocorregirse.
Ya sea porque lo siguen viendo como par, en el caso de los congresistas, o porque es menor que las dirigencias de AD que no son frenteamplistas. ¿Es necesario el cambio de trato?
El experto en comunicación política, y académico de la UNAB, Andrés Rosenberg piensa que en el tuteo “hay algo de costumbre, vienen de un mundo de federaciones estudiantiles donde el trato es absolutamente horizontal, se llaman compañeros y compañeras… y ahora pasan a la verticalidad más grande que existe”
Y aunque es algo que se está intentando modificar, no es el primer caso de tuteos a presidentes de izquierda en América Latina: a los Kirchner en Argentina les llaman Néstor y Cristina; en Uruguay se nombraba como Pepe Mujica a su Mandatario; y en Brasil estuvo “Lula” Da Silva. “Es importante por el tema protocolar, le haría mal al país que no exista ese respeto a la figura. También tiene que ver con cómo a Chile lo ven en el mundo. El tuteo puede ser interpretado como cariño, pero también como resta de autoridad”, añade el académico.