Hace un mes se aprobó en el Senado español la Ley de Calidad de la Arquitectura. ¿De qué se trata? De declarar la arquitectura como “bien de interés general”, a la que afecta un “principio de calidad”: versatilidad, flexibilidad, integración armoniosa con el tejido urbano, eficiencia energética, inclusión y varios otros criterios se enumeran como consecuencia de ello.
Pero hay declaraciones fundamentales: “Los poderes públicos procurarán la excelencia de las obras en las que promotores”; “el apoyo a las empresas y profesionales españoles que trabajan en el extranjero”; “fomentar la innovación” en las obras públicas; “impulsar proyectos piloto innovadores a escala real”; el deber público en el “mecenazgo de profesionales jóvenes” y de crear publicaciones divulgación.