Columna sobre el Plan de Emergencia Habitacional por Beatriz Mella, directora del Centro CIUDHAD, Universidad Andrés Bello
El recientemente presentado Plan de Emergencia Habitacional busca reducir el déficit habitacional, mejorando y ampliando las actuales normativas. Una de las características es que involucra fuertemente a distintos organismos que representan y visibilizan necesidades diversas en cuanto a espacios públicos y vivienda. Entre 2022 y 2025, el plan considera metas y objetivos anuales por región, para abordar el déficit de 260.000 viviendas en el total del país (poco más de un tercio del déficit actual), con una inversión proyectada de 341,5 millones de UF.
Interesante es destacar que el Plan intenta responder a las distintas urgencias rigiéndose por los preceptos de igualdad y no discriminación. La participación, accesibilidad universal, interculturalidad e intersectorialidad, son considerados atributos que contribuyen con la diversificación de las formas de acceder a la vivienda. La propuesta es destacable, en cuanto a que el rol de la vivienda se entiende desde una perspectiva distinta a la que habitualmente ha sido considerada desde un rol ministerial. Sin embargo, si bien se han cuantificado el total de viviendas en torno a programas de acceso a la vivienda, existe todavía una amplitud riesgosa en la operacionalización o el “cómo” resolver el déficit de vivienda actual.
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