En su ponencia, el catalán recorrió gran parte de su historia, la que ha ido siempre de la mano de su sello personal. Un concepto único y particular que hoy da a conocer en diferentes partes del mundo. Para Toni Puig la marca debe ser plural e inclusiva. Hace un paréntesis para citar un concepto que acuñó el escultor Miguel Ángel “las esculturas estaban ya en la piedra”.
Su carrera comenzó hace casi 30 años en Barcelona. “Una ciudad en la que nadie se interesaba por aquellos años”, cuenta Toni. “En España la Guerra Civil mermó las aspiraciones de una ciudad completa, pero fue Juan Antonio Samaranch, alcalde de la ciudad prometió que los JJ.OO. de 1992 serían en Barcelona. Una idea que muchos encontraron “descabellada”, por decir lo menos. Y ya se vieron los resultados”, afirmó.
Todo comenzó con la recuperación de la costa y los barrios. “No fue trabajo fácil, pero con el apoyo de arquitectos y urbanistas jóvenes, comenzamos a trabajar muy duro”, recuerda Puig, para quien el camino presentó más de un imponderable.
“El año 1982, cuando ya teníamos el primer diseño para la ciudad, estalla la crisis económica en España. Fue un golpe fuerte, pero seguimos adelante con nuestra idea y los resultados fueron brillantes. En ese momento surgeun nuevo concepto al que llamamos “branding público, el que tuvo como influencia el famoso logotipo de Nueva York (I Love NY). En Barcelona creamos el “Barcelona, mes que mal”.
Un proyecto de ciudad debe ser constante, hay que darle, darle y darle,majaderamente. Después, cuando se ven los resultados, la gente valora y siente identificado con su ciudad.
Es ahí cuando nacen dos sub marcas: “Barcelona ponte guapa” y “Barcelona somos todos” un plan de branding que tuvo su punto culmine en los JJ.OO. de 1992, con el slogan ‘Barcelona ha ganado’. ¿Qué cierre no? Además creamos la mascota Kobi, un perro hermosamente feo, totalmente anti Disney. Luego, y pasados 10 años, la marca Barcelona se consolida.
Renovamos la innovación, la imagen clásica, esa de coronas muy pomposas y rediseñamos la idea. Con el apoyo del alcalde Pasqual Maragall logramos la “explosión”.
A comienzos del 2000 comenzó la invasión turística en la ciudad, lo que fue todo un mérito, ya que si nos comparamos con Madrid, somos más pobres, no tenemos mucho que ofrecer: no teníamos grandes museos o teatros, por ejemplo. Peor gracias al trabajo constante, logramos ese impulso.
En 2004 naufraga la marca. Fue un golpe fuerte, caímos en una decadencia, y tuvinos que hacer un esfuerzo para sacar adelante la marca. Inventamos “Barcelona Late”. A posteriori, el alcalde Joan Clos hundió la marca. Cambió la imagen en 2007 a “Visca Barcelona”, echando todo el trabajo por tierra.