Periodismo es una carrera en constante cambio, sin embargo, esta pandemia mundial del COVID-19 ha significado – y seguirá siendo – un reto aún más importante para los profesionales. Sobre esto conversamos con la docente del Campus Creativo UNAB, Carolina Gallardo, quien imparte Taller Transmedial en Periodismo, es Coach Ontológico y cuenta con más de 15 años de experiencia en medios televisivos como TVN y Mega.
La pandemia ha devuelto al periodismo la necesidad de informarse por parte del público, lo que hasta ahora venía decayendo. En un país donde se ha perdido la confianza en las instituciones, también sucedía con la credibilidad en los medios de comunicación masivos. Y, con la necesidad de mantener informada a la población, el periodismo ha debido hacerse cargo de la difusión seria y real para apoyar las políticas públicas del país. Es el puente y la conexión entre las autoridades y expertos, y los ciudadanos.
En materia formal, se ha debido utilizar más que nunca la tecnología, prescindir de algunos recursos humanos como camarógrafos, por ejemplo, para hacer entrevistas a distancia, grabadas simplemente por un celular y PC. Se ha tenido que reportear confiando en la fuente y sin la posibilidad de contrapreguntar, porque muchas investigaciones han debido realizarse de manera remota.
Absolutamente, dentro de los aprendizajes que debemos incorporar está educar a periodistas que sean un medio en sí mismos. Los avances tecnológicos y la inmediatez con que se mueven las noticias nos están obligando a estar equipados y preparados para estar a cargo de todo el proceso de producción, edición y difusión de una noticia.
Lo que antes hacían los camarógrafos y realizadores audiovisuales, diseñadores gráficos, técnicos y productores, puede ser reemplazado por una sola persona con un buen soporte digital. Ya no necesitamos trabajar todos juntos en una misma oficina, se pueden tercerizar las funciones y, en casos extremos, basta contar con un celular para transmitir varias horas de contenido.
Los nuevos periodistas deben desarrollar su creatividad, ser innovadores, conocedores y entusiastas aprendices tecnológicos. Cada joven podría constituir su propio medio de comunicación, incluso antes de titularse. Lo que debemos reforzar entonces es la responsabilidad social, la ética, el sentido de la profesión y el entusiasmo por crear espacios de difusión creíbles y de calidad.
El concepto y las habilidades transmediales. Un mismo hecho debemos saber contarlo de distintas maneras para diversificar el canal de difusión. El periodista ya no se puede especializar en una sola área, como redacción de diario, revista o televisión. Hoy debe aprender y trabajar para todas las plataformas que nos presenta la digitalización. Manejar redes sociales es tan relevante como la aparición en medios masivos, ya sea televisión o radio. Hay que verlo como un complemento, ya no como competencia, y nuestros periodistas deben estar preparados para moverse con éxito en el mundo transmedial, colaborando con su entorno y satisfaciendo las diversas demandas de la ciudadanía que está ávida de información.
Informar con responsabilidad social es parte del deber ser de la profesión del periodista, es lo que nos diferencia de los “periodistas ciudadanos”, entender que somos parte de un sistema y procurar su cuidado y evolución. Las fake news se pueden combatir, informando con responsabilidad, llegando siempre a la fuente, buscando la otra cara de la moneda, investigando con rigurosidad, intentando llegar a la mayor cantidad de personas con la información real, generar lazos con la audiencia para recuperar la credibilidad. Es una tarea compleja que sólo se puede lograr uniendo criterios entre todos los profesionales de la comunicación.
La crisis siempre trae también una oportunidad. En este caso, se suman varias adversidades que se vienen dando desde hace un par de años. Los grandes medios de comunicación enfrentan una crisis económica grave con la llegada de los medios digitales y las redes sociales, luego impacta el estallido social y la pérdida de confianza en las instituciones, incluidos los conglomerados de la prensa. En ese sentido, los despidos y cambios de estrategia económica oscurecen el panorama para el desarrollo de la profesión, pero, al mismo tiempo, nos muestra el desafío del que tenemos que hacernos cargo.
Hay que trabajar por una transformación profunda, un cambio de paradigma en cómo venimos informando en nuestro país. Entender, por ejemplo, que cada periodista puede desarrollar las habilidades necesarias para crear un medio de comunicación de nicho, o para entregar un servicio de forma externa. Ya no se necesita un solo contrato de trabajo para seguir adelante con el periodismo, se necesita un propósito alineado con el entorno y el bien social. Crear comunidad con un contenido de calidad puede ser la gran oportunidad de reinvención para muchos periodistas que han salido de los medios masivos con una valiosa experiencia de aprendizaje.