El Premio MAVI Arte Joven del Museo de Artes Visuales nació en el año 2006 con el objetivo de ser un espacio para visibilizar y difundir el trabajo de artistas emergentes en el país, de manera que éstos, además, puedan proyectar sus obras en el medio artístico.
En esta versión 2020, fueron 43 las obras inéditas seleccionadas, siendo dos de ellas de Alumnis de la carrera de Artes Visuales de la Universidad Andrés Bello: Sarai León con “Una de nosotras” y Kevin Parra Avendaño con “Estrategias de comprensión lectora”.
La muestra de estos trabajos puede ser visitada de forma virtual en la página del MAVI y también está disponible una visita presencial para el 7 de octubre, aunque los cupos son limitados y hay que inscribirse previamente. Además, con el inicio de esta exposición colectiva, se abrió la votación para elegir el Premio Antenna del Público, que puede realizarse aquí.
No sólo es Alumni de la UNAB, sino que además regresó para ser docente de Artes Visuales del Campus Creativo. Sarai León nos contó sobre el proceso creativo de su obra ganadora y su experiencia en la universidad, la selección de su trabajo en la exposición y también dio algunos consejos a los actuales estudiantes de la carrera.
– ¿En qué te inspiraste para crear la obra “Una de nosotras”?
Hace un tiempo que estoy en contacto con la fabricación digital (impresoras 3D, láser y ese tipo de cosas) como parte de mi trabajo y siempre me ha parecido una fuente muy curiosa de elaboración, porque se pueden hacer objetos que pasan muy rápido desde la imaginación a la materialización. En el caso de la impresión 3D, me da vueltas en la cabeza como un fenómeno interesante de aparición en el mundo de las cosas físicas/concretas.
Quería hacer una suerte de conjunto divertido de piezas especialmente diseñadas para construir un recorrido acotado entre ellas, entonces, todas tienen una función absurda y aparentemente poco útil, pensando que vienen de un terreno pensado para la hiper-productividad o la eficiencia, es decir, del diseño y el prototipado rápido. Me gusta que el conjunto ofrezca cierta resistencia a la estricta funcionalidad y que, al mismo tiempo, evoquen un poco a imágenes que recuerdan juegos infantiles o juguetes.
Finalmente, todas las piezas construyen un recorrido y tensan un cable de acero que termina su recorrido como en caída libre. Entonces, se arma ahí algo que me pareció bonito, entre tensión y soltura.
Es algo súper entretenido porque se tiene toda la experiencia de montar el trabajo en un museo importante para Santiago y el trabajo tiene la oportunidad de convivir con las otras propuestas de un montón de artistas que están en una etapa de trayectoria parecida a la mía, y de eso siempre se logra aprender muchísimo.
Estudié en UNAB hace ya algunos años y estuve trabajando también en el Laboratorio de Modelos Digitales de Campus Creativo, de allí aprendí todo lo que hoy manejo a nivel técnico-digital y ha sido siempre un lugar muy especial para experimentar con mis proyectos personales, le tengo mucho cariño a ese espacio en particular.
Y como docente hago un ramo que tiene total relación con mi ámbito de creación porque les enseño (o eso intento) a los y las estudiantes a usar y abusar de las herramientas que domino, y a tratar de reflexionar en ellas y sus potencialidades.
Ha sido un tremendo desafío porque una siempre quiere que las futuras generaciones logren dar pasos que los lleven más lejos de lo que una misma logró avanzar, entonces, trato de siempre hacer lo mejor y de entregarles más herramientas de las que tuve cuando pasé por la escuela. Eso significa estar constantemente capacitándome, sobre todo en el área digital, donde todo es muy obsolescente muy rápido. En ese sentido, espero sinceramente hacerlo lo mejor posible.
Destacaría cuatro cosas que considero importantes, hasta ahora, y que me las enviaría en un mensaje a mi yo del pasado, cuando estaba estudiando, así que pienso que valen para les estudiantes: que aprovechen el Campus apenas volvamos a la presencialidad, que recuerden que no necesitan saberlo todo, confíen en sus capacidades y usen las herramientas a su disposición, que no hagan mucho caso de la “manera correcta” de hacer algo sino que busquen la propia, y que sepan ser autónomos pero no dejen de crear instancias de colaboración.
Egresó de Artes Visuales de la UNAB en 2014. Aquí, Kevin Parra Avendaño nos habla sobre la idea que cruza su obra, por qué quiso estudiar la carrera, qué sintió al haber sido seleccionado en esta muestra colectiva y entregó algunas recomendaciones para todos quienes hoy cursan Artes Visuales.
El trabajo se centra en la investigación de recursos físicos que sirvan a destacar la educación como un fenómeno colectivo, no individual; y la concientización del arte como una herramienta cultural de transformación. Esta obra surge a partir de la propia experiencia como docente y funciona como una representación de la relación semántica entre contenedor y contenido, la parte y su todo.
Sinceramente, es una experiencia increíble. Había postulado al menos dos veces antes y nunca se había dado la oportunidad de quedar clasificado. Ahora, viéndolo en perspectiva, puedo comprender que no era el momento y que mi obra no alcanzaba la madurez necesaria.
Hoy en día, me siento mucho más seguro de lo que he construido y de los logros adquiridos, teniendo en cuenta que el camino artístico es bastante difícil. Que otros artistas de trayectoria, curadores y agentes culturales vean en tu labor algo óptimo y se dé la posibilidad de exhibir en un espacio como el Museo de Artes Visuales es un refuerzo excelente para cualquier nombre.
Mi interés al ingresar a estudiar Artes Visuales siempre fue la pedagogía. De alguna manera, me autoimpuse esa meta. Durante todo mi período escolar, sobre todo en la enseñanza básica, siempre me sentí muy frustrado de la educación artística que recibí (profesores que muchas veces no manejaban los contenidos ni las técnicas que impartían, no había intención por inculcar interés en la historia del arte, o tampoco apoyar a la gente que presentaba talento en disciplinas como dibujo o pintura). Creo que toda esa experiencia me llevó a la necesidad de romper el molde, que ninguna otra niña o niño se viera desmotivado pasando por algo así.
Les diría que no flaqueen, que lean y escuchen todo lo que puedan, que saquen el máximo provecho a todos los talleres y equipos con los que cuenten, generen redes de apoyo, aprendan de cada profesor y compañero, pero, sobre todo, de ustedes mismos. El único secreto está en producir, mirar y volver a crear. Nada relacionado a las Artes es fácil, podría incluso decir que es la elección más difícil, pero, asimismo, es de las experiencias más gratificantes.